La vida nos moldea como somos. Todas nuestras experiencias nos moldean, pero bajo esta existencia distinta y refinada permanecemos en nuestras almas lo que una vez fuimos. Reprimimos nuestros deseos, tememos nuestra verdadera naturaleza.
UNA OBRA VISIONARIA
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde es un cuento gótico del escritor Robert Louis Stevenson, en el año 1886. Trata la historia de un abogado londinense, Gabriel John Utterson, que investiga los singulares episodios entre su viejo amigo, el Dr. Jekyll, y el malvado Mr. Hyde. El impacto de la historia fue universal, trayendo la expresión Dr Jekyll y Mr Hyde al lenguaje común, es decir, una persona que parece tener dos personalidades distintas, una buena y otra mala, o normalmente buena pero a veces totalmente impredecible; en un sentido psicológico, se ha convertido en la metáfora de la ambivalencia del comportamiento humano, y también del dilema de una mente dividida entre el ego y sus impulsos irracionales. Es visionaria porque entonces no existían las teorías de Freud y eso explica perfectamente el desdoblamiento de una personalidad esquizofrénica. En psiquiatría, esto hace referencia al trastorno disociativo de la identidad, anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple.
LO QUE LA NATURALEZA HA UNIDO, LA CIENCIA NO LO SEPARE
¿Sabes cómo nació la bomba atómica? con la división del átomo en los laboratorios. Einstein dijo: "Ningún ratón ha creado jamás una ratonera. Nosotros en cambio hemos creado la bomba atómica". El doctor Jekyll hace lo mismo a nivel psicológico: al darse cuenta de que todos los seres humanos tienen una doble personalidad, una parte buena y una parte mala, trata de dividir estas dos partes en la conciencia humana, pero como esta es una mala acción, pero en tal caso solo fortalece la parte oscura, el lado del mal y así lo dominará y lo llevará a la ruina. No aceptar el mal es otro mal. Lo que el Doctor Jekyll ha creado en su consciencia en una verdadera bomba atomica que lo destruyera.
CONFLICTO ENTRE EL BIEN Y EL MAL
Dr. Jekyll y Mr. Hyde es un libro donde describe una metáfora colectiva del doble en nosotros y el riesgo de escisión entre el Ego y la Sombra. En la psicología junguiana, Mr Hyde representa la Sombra del estimado Dr. Jekyll, su parte no reconocida y asesina que, siendo absolutamente inconsciente y no integrada en la conciencia, acaba apoderándose de él y actuando de forma inconsciente y destructiva.
Al igual que el Dr. Jekyll, todos tenemos un lado oscuro que nos sigue y està a nuestro lado. Los griegos lo llamaban el daimon, los católicos el ángel de la guarda de forma ambigua porque solo ven su lado bueno pero al no integrar su lado misterioso o negativo queda estéril, pero es una fuerza que o se queda dormida e inútil o se demoniza y te destruye.
Una sombra que muchas veces no vemos precisamente porque cuando hay demasiada "luz" parece desaparecer y nos vemos fácilmente inducidos a proyectarla sobre los demás. El arquetipo de la Sombra está conectado con el de la Persona, es decir, con esa máscara detrás de la cual nos ocultamos de los demás y a nosotros mismos las partes de nosotros que consideramos incompatible con la personalidad consciente, con la que en cambio amamos identificarnos y presentarnos a los demás.
EL ALTER EGO
El término latino alter ego ("otro yo") indica un sustituto de una persona, autorizado para actuar en nombre y representación de la persona a la que representa, u otro yo, una segunda personalidad dentro de la misma persona, con rasgos claramente distintos. Dentro de cada uno de nosotros existe este Alter Ego, a veces nos sentimos bien y ayudamos a todos y otras veces nos gustaría matar a todos y nos descubrimos con malos instintos y pensamientos. Dentro de cada uno de nosotros hay un ángel y un demonio, luz y sombra, Yin y Yang. Esto es innegable. Muchas personas en la vida social son padres respetables, amorosos, buenos amigos pero en privado son violentos, tienen amantes y traman engaños, aquí están las dos caras de una moneda: Jekyll y Hide. Leemos en el libro que estas dos personalidades estaban tan separadas y divididas que Jekyll alquiló otra casa donde vivía Hide. No te sorprendas, hay personas en Facebook que tienen 5 o 6 cuentas o personalidades diferentes y en muchos países la gente tiene al menos 2 números de teléfono, un solo movile no es suficiente, necesitas otro para la Sombra de Hide, este es un ejemplo pequeño, de baja escala y muy bajo nivel, pero la esencia es la misma.
UNA SOCIEDAD FALSA
La historia de Dr Jekyll y Mr Hyde es también una crítica social a contraluz, porque el personaje encarna o más bien refleja lo que era su cultura en ese momento, y estamos hablando de la época victoriana del siglo XIX: una sociedad formada por etiquetas, normas de educación, religiosidad puritana y refinado respeto, pero la vida clandestina estaba hecha de lujuria máxima y desatada, corrupción, delincuencia y vida inmoral en todos los niveles. Más o menos todas las sociedades, en todas las épocas, han experimentado esta dicotomía esquizofrénica en su comportamiento moral: las apariencias sociales nos fuerzan y obligan a seguir las reglas, lo que además es justo, para una vida sana y tranquila, pero luego en privado y sobre todo en la clandestinidad la gente actúa por su cuenta. Esto también se aplica a nivel religioso: creen que Dios existe, se reúnen en templos llenos de amor y paz, pero luego en su vida privada secretamente hacen lo que se les da la gana, actúan como demonios.
EL ENCANTO DEL MAL
Jekyll se asombró de la maldad de Hyde: "Soy un esclavo de Hyde, cuando está aquí dentro de mí siento una euforia extraña. Me siento fuerte e invencible. No le tengo miedo a nada. No necesito a nadie, solo yo". Las palabras de Jekyll nos hacen entender que Hide es una auténtica droga, una sensación de libertad, desinhibición, momentos de despreocupación y máxima relajación. No podemos negar que todos buscamos ese lado oscuro nuestro, solo que la mentalidad moral y religiosa lo ha pintado con cuernos y cola. De hecho, mientras Jekyll era un hombre distinguido, guapo y simpático, Hide era torpe, feo y desagradable. Recuerden que Lucifer era el ángel más hermoso y resplandeciente del cielo, el diablo no es tan feo como nos lo pintan solo para alejarnos absurdamente de él y asustarnos. Esta tendencia errónea causa más trauma en nuestra búsqueda espiritual y merece más análisis, veámoslo:
SI NO VALORAS LA SOMBRA, ELLA TE QUITARÁ TODO EL VALOR
Uno de los errores más grandes y graves es creer que nuestro inconsciente es una cárcel llena de delincuentes, que es como el basurero donde acaban todos nuestros males. No, es todo lo contrario, es el lado oscuro donde hemos perdido las cosas más preciadas. El tratamiento analítico se basa en la posibilidad de forjar una nueva alianza con el inconsciente como lugar donde hemos dejado todos nuestros deseos reprimidos. El mal no reside en el inconsciente sino en la conciencia que comienza a juzgar representando moralmente la división que atraviesa todo ser humano. De esta manera terminamos identificando el inconsciente (Mister Hyde) con el mal, lo irracional, lo bestial. Por eso se produce una escisión interna en las personas que da lugar al dualismo, un pensamiento moral de derivación tanto platónica como gnóstica, que luego se infiltró poderosamente en la religión católica. La conciencia de Jekyll está profundamente influenciada por este tipo de mentalidad.
JEKYLL (Yang) y HYDE (Yin)
Estamos hechos como la naturaleza que nos conforma, compuestos de luz y sombra, altos y bajos, por lo tanto de lados positivos y negativos, como decimos somos Yin y Yang, tierra y cielo, demonios y ángeles. El Doctor Jekyll estaba pensando en su doble personalidad y descubrió que todos los humanos tienen dos personalidades. Una buena y otra mala. El bien y el mal yacen dentro de cada uno de nosotros. Jekyll sintió que tenía que separarlos para romper las cadenas que tenían entre ellos, pero este fue su error, una práctica religiosa y puritana, porque ninguna de las partes se divide, se separa, se elimina, sería como querer separar las dos caras de una moneda, el resultado es obvio: la moneda se rompe, se destruye y en este caso la moneda es nuestro ser. De hecho, Jekyll inventó una fórmula que lo transformaba en otra persona, separando la mitad buena de la mala. Su Sombra la llamaba Hyde y era bajito, feo, deforme, más joven y mucho más ágil que el Dr. Jekyll que era educado, delicado, elegante y guapo. Cuando separas o divides o niegas tu sombra te domina, no tienes control sobre ella (así como no tienes control sobre el alcohol, el tabaco, las drogas, el vicio). La práctica correcta es integrar, aceptar, hacer las paces con tu enemigo interior.
LA SOMBRA JUNGHIANA
La intuición de Jung fue verdaderamente luminosa: todos tenemos una sombra interior, es la proyección de nuestro propio ego que no conocemos y como una sombra tiene la misma forma que la nuestra (por lo tanto alma), pero como toda sombra no es más que el producto de una luz que la crea, esta Luz es lo que llamamos iluminación en el camino introspectivo de la búsqueda espiritual. Es el conocimiento profundo de uno mismo que coincide con la verdad de la creación y por tanto del Creador. Pregunta: ¿Se puede separar la sombra de la luz que la diseña? NO, nunca jamás. Si solo hubiera luz ésta cegaría (oscuridad interna) sería una explosión universal (Big Bang), en cambio si solo hubiera sombra ésta estallaría (produciría un apagón) sería una implosión universal (agujero negro lleno de luz = Big Crunch). Quien cree que vive sólo en la luz se convierte en moralista y falso místico, quien cree que vive sólo en las sombras se convierte en psicópata y tirano.
Hyde mucho menos que la indiferencia de un hijo.
CONOCE TU OTRO YO
Debemos hacer una distinción necesaria y debida: el problema de Jekyll era ya un trastorno de identidad disociativo, una verdadera esquizofrenia, una enfermedad en etapa grave, por lo tanto psicopática, donde un personaje no puede recordar lo que hace el otro. No debemos confundirlo con el trastorno bipolar, que es la alternancia de carácter entre un estado eufórico y un estado depresivo (alegría y tristeza en niveles muy exagerados). Otra cosa es en cambio esa doble tendencia de instintos que todos tenemos, también porque la misma sociedad nos condiciona y nos prohíbe ser nosotros mismos en todo momento. Todos somos diferentes en casa y fuera de casa, en público y en privado, en el trabajo y en una fiesta, etc... Pirandello decía que la vida es un teatro donde cada uno se pone una máscara para cumplir su función social y esconderse y proteger su verdadera personalidad. En el relato de Stevenson, sin embargo, llama la atención el abismo que separa a estas dos personalidades: el mal y el bien, la sombra y la luz, la razón y la locura, la sociabilidad y la violencia bruta.
BÚSQUESE, CONÓZCASE, ÁMESE
La sombra no es necesariamente mala. El verdadero mal es pensar que la sombra es mala y este fue el peor error de Jekyll. Pensar que el ego es bueno y la sombra es mala es una forma de hacer que el inconsciente se vuelva una cueva de ladrones. Platón nos enseñó erróneamente que nuestro cuerpo es un caballo salvaje que debemos domar con el alma que es su jinete. Esta visión crea un moralismo temeroso de nuestra dimensión desconocida, olvidando que nunca somos los dueños absolutos de nuestro cuerpo. El inconsciente guarda el secreto, sabe lo que necesitamos para ser nosotros mismos, mientras que el superyó de la conciencia se formó pidiéndonos la sádica perfección de una moral abstracta y celestial que considera los límites de la naturaleza sólo como defectos y pecados. El peligro de esta práctica religiosa es ignorar nuestra esencia por miedo a descubrir quiénes somos o identificarnos con nuestro lado oscuro hasta dejar de creer en nosotros mismos y vivir una vida mezquina, cruel e incluso criminal en el peor de los casos. Si no aceptas el inconsciente como el lugar donde yace lo mejor de ti que has perdido, entonces ese ser perdido pilotará tu vida hasta hacerte perder tu existencia y esa serà la final del doctor Jekyll.
CUANDO EL PROBLEMA ES MÁS GRANDE QUE LA SOLUCIÓN
Conocemos bien el final de Jekyll: incapaz de controlar la fuerza demoníaca de Hide que lo poseía, decidió suicidarse para matar a Hide. Aquí la mosca que cae sobre el pastel es más grande que el pastel o, como dicen los italianos, bota el agua sucia del baño junto con el bebé que ha lavado. Los problemas no tienen por qué ser más importantes que tú mismo, ni mucho menos más grandes que tú. En última instancia, debe abandonarse la fijación y el restablecimiento de esa forma de vida, pero no de la vida misma. Cuando le das a las cosas o a las personas un mayor valor que a ti mismo terminas siendo esclavo de esas cosas y personas y si las pierdes entonces sientes que la vida se acaba, no puedes vivir sin esa realidad que pero es irreal, porque ninguna realidad puede borrar la vida misma. En el fondo hay un trauma moral: de hecho Jekyll no podía vivir con su sentido de culpa. La solución es buscar la raíz del trauma, pero no arrancarla sino podarla, poner el estiércol de buen gusto, domar esta planta silvestre y hacer con ella un adorno. Esto significa integrar la sombra, es una parte de nosotros que nunca debe ser olvidada y mucho menos eliminada.

UN TERROR AGRADABLE
Analicemos por ultimo un aspecto muy peligroso de nuestro comportamiento humano: Jekyll está aterrorizado por Hyde, pero al mismo tiempo está fascinado por él. No lo rehúye del todo, sino que admite y acepta su existencia, casi hasta el punto de justificarla. Pongamos un ejemplo sencillo: un padre de familia cariñoso con sus hijos y que ama a su mujer, le aterra el deseo de tener un amante, pero al mismo tiempo se satisface con las horas de placer que pasa con su amante. Luego, como Jekyll, se siente desgarrado por la culpa. Cuando tenemos un vicio o nos permitimos estos espacios de escondite donde dar rienda suelta a nuestro deseo prohibido, es porque nuestra Sombra, nuestro inconsciente, nuestro Hyde Oculto necesita hacerse oír, comunicarnos y revelarnos una verdad. Como es una verdad incómoda, preferimos no escucharla y seguir cargando con la culpa. Por suerte no nos suicidamos como Jekyll sino que nos matamos lentamente con otros paliativos que ocultan las palizas letales de Hide: somos esclavos del alcohol, del tabaco, del juego de azar, de la sed de fama, del hambre de dinero, etc... son las palizas de Hide las que pueden matarnos lentamente (suicidio a cámara lenta), porque todos estos vicios no son más que formas inconscientes de llenar un vacío existencial.
El desdoblamiento del Dr. Jekyll muestra así de la forma más directa la multitud de aspectos que una persona puede ocultar. Con extrema lucidez, Stevenson admite lo que todos sabemos en el fondo: cada uno de nosotros, por muy bueno que sea, tiene un lado oscuro escondido, una parte animal que responde más al instinto que a la razón.














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